De la misma carne, poema de Augusto Roa Bastos

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“Es la tierra imposible
que a su imagen te hizo para de sí
arrojarte.” (Luis Cernuda)

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Dejé al poniente
la franja tutelar de la cigarra;
un pueblo como un árbol y su ardiente
madera
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que en mi caja de hueso y de memoria
construye su guitarra
doliente
en lo más vivo de mi escoria.
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El pecho agujereado
deja ver el latido
tanteando las paredes
del lado más despierto y desvalido.
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(Resístela, si puedes)
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El tronco empayenado*
crece todas las noches en el valle;
gime y se desespera
cuando huele mis pasos
sobre el distante asfalto de la calle
en que vivo.
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De obstinada manera
tiembla en voz alta en todos mis pedazos.
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Temo que no se calle
si no voy esta noche a la frontera.
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Conteniendo el aliento
lo escucho entre el rumor de los hachazos.
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(Ni una pausa siquiera)

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Su quejido es tan fuerte
que me alumbra la cara
y me oscurece el pensamiento;
tan delgado el temblor que nos separa
y esta pared silvestre tan ligera,
que un latido sangriento
pone de pie mi vida a cada golpe
que destroza a lo lejos su madera.

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(El naranjal ardiente, 1960)

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Da mesma carne
(Tradução de Antonio Miranda)
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“Es la tierra imposible
que a su imagen te hizo para de sí
arrojarte.” (Luis Cernuda)

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Deixei ao poente
a franja tutela da cigarra;
um povo como uma árvore ardente
madeira
que em minha caixa óssea e de memória
constrói sua guitarra
dolente
no mais vivo de minha escória.
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O peito perfurado
deixa ver o pulsar
tateando as paredes
do lado mais acordado e desvalido.
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(Resista, se podes)
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O tronco empajezado*
cresce todas as noites no vale;
geme e se desespera
quando pressente meus passos
sobre o distante asfalto da rua
em que vivo.
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Obstinadamente
treme em voz alta em todos os meus pedaços.
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Contendo a respiração
escuto-o entre o rumor das machadadas.
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(Nenhuma pausa sequer)
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Sua queixa é tão forte
que me ilumina a face
e me escurece o pensamento;
tão fino o tremor que nos separa
e esta parede silvestre tão ligeira,
que um pulsar sangrento
põe de pé minha vida a cada golpe
que destrói, longe, sua madeira.
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*La expresión empayenado deriva del término payé, que designa al hechicero indígena, término que luego pasó a significar no sólo la persona sino el acto y el objeto mágicos, formándose un verbo derivado. (Rubén Bareiro Saguier)

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Augusto Roa Bastos (1917-2005), escritor paraguaio. Ganhador do Prêmio Cervantes em 1989.