22 de novembro de 2024
Anuncie aqui
Sobre
Fale conosco
De Letra
Poesia
Literatura
Tirando de Letra
Livro
Contos e Crônicas
On-Line
Cultura Digital
Cinema
Vitrine
Oportunidade
Rádio
Cultura em Movimento
Música
Artes cênicas
Fotografia
Memória
Guatá
Bem Viver
Vida saudável
Ecologia
Ciência
Universidade
Geral
Fronteiras
Trinacional
Mulher
Movimentos Sociais
Antirracismo
Povos
Assista
PESQUISAR
Iguazu tiene historia - Fines de semana en Cabure-í, uma crônica de Alicia Segovia
Iguazu tiene historia - Fines de semana en Cabure-í, uma crônica de Alicia Segovia
21 de janeiro de 2023
Compartilhar
.
.
Cuando era niña apenas oía que el cielo comenzaba a tronar vestía mi pijamas a cuadros, arrastraba una manta y la ponía sobre una pequeña mesa que había en la galería de la casa.
.
Armaba una carpita y allí me quedaba por horas viendo brillar el camino sinuoso que bajaba al río.
Cantaba e imaginaba historias.
Era la única oportunidad que no oía a mi mamá rezongar por mi comportamiento.
Yo amaba la lluvia.
Hoy quiero compartir con ustedes mis recuerdos sobre nuestros gloriosos viajes de fin de semana en familia a… ¡Cabure-í!.
Cabure-í era un establecimiento maderero de propiedad de Lucio Queiroz.
Durante mi infancia y parte de mi adolescencia todos los viernes por la tarde mis padres empacaban nuestros pertrechos y nos embarcábamos en el vehículo Fort T de mi papá hacia Cabure-í.
Esos fines de semana eran mágicos.
Tomábamos la Ruta 101 de tierra y transitábamos en medio de la selva misionera, engalanada con los imponentes árboles de Palo Rosa (sólo los vi en esa área próxima a Cabure-í).
Yo sacaba la cabeza por la ventanilla y con el pelo suelto al viento cantaba casi todo el trayecto.
La distancia de Iguazú a Cabure-í era de aproximadamente 60 kms.
Primero pasábamos el arroyo – Ñandú – después el – Ñandú chico -.
Yo me preguntaba: ¿Porqué se llama Ñandú si en misiones no hay Ñandúes?. Muchos años después supe que el nombre derivaba del idioma guaraní: Ñandú (araña).
.
.
Más adelante debíamos descender abruptamente por un pedregal hasta llegar al puente del arroyo –Santo Domingo – para luego arremeter una subida larga y pronunciada.
Allí, con toda su majestuosidad se podían ver los milenarios árboles de –Palo Rosa- y los bellos palmitales.
Esas palmeras solo crecen a la sombra de esos árboles, por eso solo se los encuentra dentro del Parque Nacional. Unos kilómetros antes de llegar estaba el arroyo Yacu-í con sus aguas cristalinas y heladas, a un costado se erigía una casa de madera, propiedad de Parques Nacionales.
Pasando el puente había una gran cuesta con una curva, allí mi papá hacía gala de sus dotes de conductor baqueano. Todos nos sujetábamos como podíamos ya que había muchas piedras sueltas en el camino y el vehículo se hamacaba con bruscos vaivenes.
Mis hermanos y yo felices, para nosotros era la Montaña Rusa de la selva.
Cuando llegábamos al camino plano sabíamos que estábamos muy cerca, entonces era el momento que comenzar a cantar en coro.
Nos acompañaba casi siempre nuestra mascota, el gentil y noble perro –Poker- él también se unía al coro, aullando.
Antes de llegar a la casa de mis tíos podíamos ver las primeras chacras con sus plantaciones de maíz y mandioca, y en seguida luego de una gran curva las primeras casas de madera del establecimiento maderero Cabure-í. Allí visitábamos a mi tío Manuel, hermano de mi mamá que tenía un almacén de Ramos Generales y una chacra donde tenía plantaciones de soja y criaba muchos animales.
Nosotros éramos 5 hermanos y mis primos también eran 5, todos más o menos de la misma edad, por lo que armábamos un bullicioso grupo de 10 gurises para jugar, trepar árboles, bañarnos en las heladas aguas del tajamar, pescar mojarritas y renacuajos, tomar leche recién ordeñada, comer caña de azúcar, correr del toro malo, etc.
¡Que bien la pasábamos!.
Ellos tenían una gran casa de madera con varias habitaciones, con grupo electrógeno y un pozo de donde se extraía agua con un motor.
En el verano, en las noches calurosas nos subíamos sobre el techo de la casa a atrapar las encantadoras Taca-Tacas. Llevábamos una botella y allí metíamos algunas luciérnagas, la hacíamos girar de un lado al otro para atraer a las demás luciérnagas, eran muy grandes con unos ojos amarillos verduzco fosforescentes y caparazón oscuro. Actualmente esos animalitos están en extinción, nunca más las vi en ningún otro lugar. Después las soltábamos a todas juntas.
Mi papá no nos dejaba que anduviésemos descalzos, pero cuando él no estaba cerca yo me quitaba los zapatos y correteaba “en patas” con mis primos. Así me agarré los primeros “piques” en los pies.
Mi tío Manuel era un hombre muy bueno e inteligente, en aquellos tiempos me llamaba la atención su habitación, la cama matrimonial estaba rodeada en la cabecera y ambos costados por unas estanterías de madera repletas de libros, su pasatiempo era la lectura. Cada vez que iban al pueblo de Iguazú para hacer compras adquiría todas las revistas que estaban a la venta, para él y los hijos. Los libros no sé cómo los compraba.
Mi tía Hilda era una mujer bondadosa y risueña, de muy buen carácter, nunca la vi enojarse.
Recuerdo que en uno de esos viajes tal vez alterado por nuestra algarabía nuestro perro Poker saltó al asiento de mi papá haciéndole perder el control del vehículo y fuimos todos a parar a un mandiocal. Mi papá se enojó muchísimo, nosotros no parábamos de reír.
Poker salió corriendo hacia la casa de mis tíos que estaba a unos escasos metros. No pasó nada.
Mi papá optó por llevar a Poker en nuestros viajes porque si quedaba solo en la casa se las pasaba aullando lastimeramente, y cuando regresábamos todos los vecinos nos comentaban que Poker sufría mucho nuestra ausencia.
Casi siempre íbamos a –La Costa- así se llamaba el lugar a orillas del río Iguazú donde la gente de Cabure-í acostumbraba ir a refrescarse.
Recuerdo los –tábanos- con sus fulminantes aguijones. Eran inmensos y al picar dejaban una protuberancia rojiza y dolorida sobre la piel.
Mis tíos, mis primos y toda mi familia éramos felices compartiendo esos fines de semana. El domingo nadie quería regresar. Pero había que despedirse, entonces nos abrazábamos y besábamos, una, dos y hasta tres veces. Y así sacando manos, pies y cabeza por los costados del vehículo, agitábamos nuestros brazos y nos tirábamos besos al aire en un interminable:
Chau…Chau…Chau…
.
(Gracias queridos primos, tíos Manuel e Hilda por habernos regalado esos momentos inolvidables en Cabure-í.)
.
Alicia Segovia é poeta, memorialista e escritora em Puerto Iguazú, Argentina, na fronteira trinacional.
Compartilhar
Geral
ANTERIOR
Oportunidade: Unila abre vagas para professores temporários em Foz do Iguaçu
PRÓXIMO
Praia de Ciudad del Este é opção para os dias quentes na fronteira
Leia mais
Fronteira
Geral
Marco supera expectativas com números expressivos no feriado prolongado
18 de novembro de 2024
Fronteira
Geral
Visitantes de 59 países participaram do #CataratasDay
12 de novembro de 2024
Geral
Moradores de São Miguel do Iguaçu, Capanema e Ramilândia terão ingresso grátis para visitar as Cataratas
8 de novembro de 2024
Últimos posts
Antirracismo
Pesquisa: seis em cada 10 negros ouvidos sofreram discriminação no último ano
20 de novembro de 2024
Antirracismo
Brasil
20 de novembro: Dia da Consciência Negra é feriado nacional pela primeira vez no Brasil
20 de novembro de 2024
Agenda
Música
Lorena Bellenzier apresenta concertos de violão em Foz e Sta Terezinha de Itaipu
20 de novembro de 2024
Agenda
Cinema
Quarta (20), Puerto Iguazú sedia o Festival de Cinema Latino-Americano 3 Margens
20 de novembro de 2024
Antirracismo
Preconceito e discriminação atingem 70% dos negros, aponta pesquisa
19 de novembro de 2024
Inclusão
Vida saudável
Caravana de Foz participa do Congresso Paranaense de Síndrome de Down
19 de novembro de 2024
Assine o nosso boletim!
Assine as notícias da Guatá e receba atualizações diárias.
INSCREVA-SE AGORA!