Encajarse ¿a qué luces, a qué tiempos, a qué márgenes? Salirse de la lÃnea recta, de lo obvio, conjura rumores pero exalta fantasmas. Abrirse paso en una hierba nunca antes pisada es amanecer del otro lado del rÃo, solo y hambriento. De los felices hogares nos llegan lejanas luces y calores sobrentendidos. Caminar entre los párpados de los dÃas, evocar la mañana huidiza. A contrapelo la justicia sonrÃe, pero ¿cómo es posible que sonrÃa? Sobre el alambre nos balanceamos entre la hierba y la gente. Entre la publicidad y la ausencia. La tristeza de verte despojado de tu misma presencia, transparencia de cristal que se rompe en cada esquina. ¿Hasta dónde llegará la faz traviesa, la vergüenza y el miedo? ¿Por qué no se puede existir desde la desnudez añorada? ¿Dónde se ha ido el amor y la claridad entre los dedos de una misma mano?
La solidaridad hiriente que de los cuerpos les saca sus nombres sagrados, confraternidad de dioses dormidos, hermandad de silencio en las venas del mundo elegido y soñado; madurez que se asombra de su misma verdad. Ya verás cómo las máscaras te tranquilizan el llanto, y los hermanos te cunden como frutos en los árboles. Ya sabrás encontrar tus pares en el mundo de abajo; los que escuchan y a la vez callan bajo tu nombre, el silencio que acompaña el compás y la entrega de fuegos y armas. Hermandad de sonidos y luces, arqueros de la memoria añorada. La sangre globaliza el futuro; América se hace en paÃses y nombres colgados de una misma madre; al final nos rendimos ante el ton y las ganas de encontrar la salida. Nos decimos en las mismas palabras, nos amamos en el mismo lenguaje. ________________________ Diana Araujo é poeta, escritora, tradutora e professora de Literatura latino-americana. ExtraÃdo de “Otras Palabras”, publicado por 7Letras, 2008, Rio de Janeiro-RJ. Reproduzido do site Festival de Poesia de Medellin.
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